Comentario
Por lo demás, la atención se centró pronto en la tarea de organizar un Estado nacional alemán, que se realizaría a través de los parlamentos que se reunieron en Francfort.El primero de ellos, de carácter preparatorio, contó con 500 representantes que se reunieron desde finales de marzo. Pese a las exigencias de la izquierda republicana, que pretendía que la Comisión preparatoria se convirtiera en un Comité ejecutivo, de carácter revolucionario, predominó la idea de convocar un nuevo Parlamento, que contase con el beneplácito de los diferentes Estados alemanes. Ese Parlamento habría de reunirse a razón de un representante por cada 50.000 habitantes y la normativa electoral permitía la aplicación del sufragio universal directo, aunque la ambigüedad de la redacción permitió situaciones muy diversas. En cualquier caso, los elementos más radicales de la izquierda se sintieron decepcionados y, en abril, F. Hecker proclamó la República pero sus partidarios fueron sometidos fácilmente por el Ejército.El nuevo Parlamento inició sus sesiones en la iglesia de San Pablo de Francfort. Aunque los asistentes iniciales eran poco más de 300, y el número de los participantes habituales osciló en torno a los 500, habían sido elegidos 835 representantes, entre los que predominaban los procedentes de la burguesía cultivada (universitarios, funcionarios, abogados). Los representantes del mundo de los negocios (comerciantes, industriales, grandes propietarios) eran una octava parte del total, mientras que la representación de obreros y campesinos era ínfima.Se trataba de un cuerpo en el que abundaban las figuras prestigiosas, pero carentes de experiencia política. Como en tantas otras ocasiones, la forma de caracterizar estas corrientes de opinión elementales era la de hacer alusión a los bares y cafés en que se reunían. Había una izquierda democrática (Deutscher Hof ), dirigida por Robert Blum, que era portavoz de las asociaciones populares democráticas. De ella se escindiría una extrema izquierda republicana (Donnesberg) que dirigía A. Ruge. Frente a ellos, la derecha (café Milaní) estuvo inspirada por J. M. Radowitz y por el barón von Vincke. Entre ellos quedaba un centro en el que aún se podía distinguir entre un centro-izquierda (Württemberger Hof), inspirado por Biedermann, que se oponía a la negociación con los príncipes, y un centro-derecha (Casino) que era el grupo más numeroso y moderado. A él se adhería el presidente de la Asamblea, H. Gagern, así como un numeroso grupo de profesores e historiadores (Dahlmann, J. G. Droysen, G. Waitz o Giesebrecht).La nueva Asamblea, en cualquier caso, tenía ante sí la doble tarea de crear un poder político central y de establecer una Constitución nacional. En relación con la primera, el presidente Gagern tomó la iniciativa de nombrar regente al archiduque Juan de Habsburgo, hermano del emperador Fernando y simpatizante con las ideas liberales. Al frente del Gobierno se puso al príncipe K. von Leiningen-Westerburg, emparentado con la familia real británica. Alemania, sin embargo, distaba de tener un verdadero poder ejecutivo ya que carecía de burocracia y de recursos financieros. Por otra parte, la falta de un Ejército propio le hacía depender completamente de la colaboración de los Estados integrantes.Las apetencias danesas sobre los ducados de Schleswig y Holstein servirían para poner de manifiesto la fragilidad de la Asamblea de Francfort, que se había sentido en la necesidad de proteger unos territorios que consideraba alemanes. La intervención del ejército prusiano del general Wrangel contuvo las exigencias danesas pero las presiones de Rusia y el Reino Unido obligaron a los prusianos a aceptar el armisticio de Malmöe (agosto) y a retirarse de los ducados. Enfrentado con el abandonismo prusiano, el Parlamento se pronunció inicialmente contra los términos del armisticio pero, finalmente, tuvo que aceptarlo (16 de septiembre). Muchos contemporáneos vieron en esa aceptación el final del proyecto de un Estado nacional alemán.